Esta especie de abeja sin aguijón y nativa de México, la melipona (melipona beecheii) fue considerada sagrada por los mayas por las excelentes propiedades curativas de su miel, tanto así que durante el año celebraban en su honor seis rituales o ceremonias y la llamaban en idioma maya xunán kab (señora abeja).
Durante la época colonial la miel y cera era exportada a Europa y con toda seguridad los mayas de Mesoamérica “endulzaban su chocolate” con miel de melipona, ya que no existía otro tipo de miel.
A pesar de que una colmena de meliponas solo produce 1,5 litros de miel por año comparado con las abejas europeas de la misma familia apidae (apis mellífera) que trajeron a América los españoles y que producen hasta 30 litros por colmena, la miel y cera de las abejas meliponas es mucho más beneficiosa para la salud humana por sus propiedades inmunológicas y además muy efectivas para curar quemaduras, cataratas, heridas y enfermedades, por lo que su precio es mucho mayor y la oferta muy escasa.
Las meliponas construyen sus colmenas en huecos de árboles y en troncos descompuestos y su explotación está en manos de campesinos que siguen la tradición de sus ancestros.
En los estados de Campeche y Tabasco en México y en la mayoría de los países de Centroamérica los Gobiernos tienen programas de capacitación para la crianza de las “abejas sin aguijón” y mejorar así los ingresos de los campesinos y simultáneamente la polinización de los cultivos.
El polen de las meliponas tiene un valor proteínico 50 % mayor que otras mieles y además estas abejas son muy efectivas en la polinización de aguacate, café, mango, sandía, calabazas, pimientos , tomates, etc.
Existen más de 20.000 especies de abejas en el mundo, pero solo unas 500 especies de abejas sin aguijón y el 70 % de los cultivos del planeta no podrían propagarse sin la polinización que efectúan las abejas.
La existencia de las abejas se encuentra cada vez más amenazada por diferentes factores, la mayoría de origen humano por el uso indiscriminado de insecticidas, la deforestación, prácticas agrícolas obsoletas y dañinas como la “quema de rastrojos” y el cambio climático.
Las abejas son indispensables para la vida del mundo y ya lo dijo el físico Albert Einstein que “sin las abejas a la humanidad le quedarían solo cuatro o cinco años de existencia, ya que los cultivos de alimentos no tendrían quien los polinizara”.
Las abejas en general y de cualquier especie se han ganado la denominación de “los seres más importantes del planeta por su papel en la polinización de las plantas”.