Hace ya algunos años tuve el privilegio de formar parte del Museo Municipal de Guayaquil, una experiencia que dejó una huella profunda en mi vida profesional. Durante trece años desempeñé el rol de coordinadora de relaciones públicas, y más adelante tuve el honor de asumir la responsabilidad de la gestión cultural como directora del Museo Municipal, un lugar emblemático en la ciudad. Sin embargo, hace catorce años decidí emprender nuevos caminos y aventurarme hacia otros horizontes.
En este día, en que se conmemora el Día Internacional de los Museos, mi mente vuela hacia el pasado y me sumerjo en un viaje introspectivo. Reflexiono sobre el tiempo transcurrido y rememoro los aciertos y las oportunidades que pudieron haberse explorado. Sin embargo, hoy deseo compartir una parte de esa trayectoria como un homenaje a la ciudad que tanto amo.
Era finales de los años 90 cuando tuve la oportunidad de formar parte de este fascinante mundo. Bajo la dirección de la entrañable doctora Ana Rodríguez de Gómez (+), quien se encargaba de la educación y la cultura, fui acogida en el Museo de la ciudad. Fue un encuentro fortuito con la Dra. Rodríguez de Gómez lo que me llevó a dar mis primeros pasos en esta institución.
En aquel entonces, el Museo se encontraba en pleno proceso de renovación. Después de años de trabajo y con la participación de expertos en museología y museografía finalmente pudimos presentar al público el Museo Histórico de Guayaquil. Fue un hito que marcaría un antes y un después en la historia del museo, convirtiéndolo en el más visitado de la ciudad.
Pero los desafíos no se detuvieron allí. Sentíamos la necesidad de llevar el Museo más allá de sus muros, de hacerlo accesible y relevante para todos. Así surgieron programas innovadores que enriquecieron la experiencia de los visitantes y difundieron la historia y el arte de Guayaquil.
Creamos el tour histórico, un recorrido fascinante que permitía a los visitantes sumergirse en el pasado y descubrir los rincones más emblemáticos de la ciudad. También dimos vida al Festival de Artes al Aire Libre (FAAL), un evento que reunía
a artistas locales y brindaba un espacio de expresión artística en pleno corazón de Guayaquil.
Pero nuestra labor no se limitó al Museo. Creamos el Museo Itinerante, llevando réplicas de piezas a escuelas, empresas públicas y privadas. La demanda fue tal que contamos con tres museos itinerantes en funcionamiento. Y no olvidemos el teatrino de títeres, donde los más pequeños podían disfrutar de una experiencia lúdica y educativa sobre la historia de Guayaquil. El Museo cobraba vida, se convertía en un espacio lleno de actividad y aprendizaje.
Hoy, en este Día Internacional de los Museos, celebro con entusiasmo la importancia vital de estas instituciones como guardianes incansables de nuestro invaluable patrimonio cultural. Mi paso por el Museo Municipal de Guayaquil dejó una huella indeleble en mi corazón y, al mismo tiempo, contribuyó al crecimiento y desarrollo de la propia institución. A través de la gestión cultural logramos unir la historia y el arte con la comunidad, generando un espacio de encuentro donde el conocimiento y la apreciación florecieron.
Durante esos trece años de dedicación me sentí privilegiada de poder compartir la riqueza cultural que el Museo albergaba. Cada exposición, cada evento y cada proyecto fueron un testimonio de nuestro compromiso de difundir la historia y el arte de Guayaquil. Fomentamos el conocimiento, despertamos la curiosidad y creamos un puente entre el pasado y el presente, enriqueciendo así el tejido cultural de nuestra amada ciudad.
En este día especial extiendo mi gratitud a todos aquellos que colaboraron en esta travesía. A los colegas, a los visitantes y a la comunidad, gracias por ser parte de esta experiencia compartida. Sigamos valorando y apoyando a los museos, porque son verdaderos tesoros que nos permiten conocer nuestras raíces, alimentar nuestra imaginación y forjar un futuro enriquecido por el legado de nuestras culturas.
Sigamos construyendo puentes entre el pasado y el presente, entre los museos y la comunidad, para que las generaciones venideras puedan seguir maravillándose con nuestro legado y descubriendo nuevas formas de apreciar y valorar el rico tapiz cultural que nos rodea. ¡Feliz Día Internacional de los Museos!
