En Ecuador el jazz ha cobrado un protagonismo notable con el pasar de los años. Este género, con sus melodías y ritmos de raíces afronorteamericanas, encontró su camino en el país gracias a la influencia de personajes como el señor Nicolás Mestanza. Inspirado por las Big Bands que presenció en Nueva York en la década de 1930, Mestanza introdujo este formato en Ecuador, fundando una Big Band en Guayaquil.
Si bien inicialmente había escasos entusiastas del jazz en Ecuador, la situación ha cambiado drásticamente. Ahora, el número de aficionados ha crecido tanto que instituciones académicas como la Universidad San Francisco de Quito y la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil ofrecen estudios especializados en este arte. Esto contrasta con épocas pasadas, donde los entusiastas ecuatorianos como Francisco Echeverría tenían que desplazarse hasta lugares como la Universidad de Berklee en Boston o, en su caso, aprender de forma autodidacta con libros, discos, casetes y videos en Betamax.
Francisco Echeverría no es solo un pianista y tecladista, sino también un compositor, productor y promotor cultural. Desde su infancia fue influenciado por los boleros de Armando Manzanero que deleitaban a su madre. Aunque un giro inesperado en su vida lo llevó al kung fu, disciplina que fortaleció su confianza, la música siempre fue su refugio. Echeverría admite haberse convertido en músico profesional por necesidad, impulsado por el deseo de sustentar a su familia.
A lo largo de su carrera, Francisco ha impulsado el jazz en Ecuador mediante iniciativas como el Guayaquil Jazz Project, América Latina Jazz Network y el Guayaquil International Jazz Festival. Actualmente lidera su proyecto musical Francisco Echeverría TRÍO, con Carlos Vera en la guitarra, Joan Araujo en la batería y Mafer Díaz en el bajo. Dependiendo del repertorio, a veces se presentan como cuarteto o quinteto.
Durante la pandemia, Echeverría produjo Jazz & More, un programa en su canal de YouTube, con la colaboración de la productora Infinito de los hermanos Maridueña. Para Francisco, la inspiración para componer puede surgir espontáneamente, como la melodía Kilómetros que nació mientras corría, o de experiencias personales, como Tus ojos, dedicada a su abuela.
Con una vida llena de giros inesperados y una pasión que trasciende las notas musicales, Francisco Echeverría se ha consolidado como una figura emblemática en la escena del jazz ecuatoriano. Su amor por el arte, ya sea en la forma de una melodía, una película o un aroma, resalta la belleza de encontrar inspiración en cada rincón de la vida. A medida que el jazz sigue floreciendo en Ecuador, es indudable que artistas como Echeverría seguirán siendo pioneros, fusionando tradición e innovación en una danza armoniosa de creatividad. Con su legado y proyectos en marcha, el futuro del jazz en Ecuador parece brillante y prometedor.
Mira la entrevista completa con Francisco Echeverria en «Conversaciones frente al mar».