Desde 1991, año del nacimiento de mi hijo mayor, he visto todos los estrenos de cine infantil, sean de Disney o no. ¡Es verdad! Créanlo o no, me pueden pedir que con mi voz espantosa y desafinada cante cualquiera de las canciones y les aseguro que me las sé todas.
Tengo tres hijos: el de 31, la de 29 y la de 8 años (noten la diferencia de edades), debido a ello tengo 31 años de experiencia observando cine infantil y a fuerza me he visto involucrada incluso en los nuevos giros que han vuelto a contar la historia desde los diferentes puntos de vista de cada uno de los personajes. Estaba bien relacionada con la historia original de La bella durmiente (1959) cuando apareció Maléfica (2014) interpretada por Angelina Jolie y si bien lo primero que me atrajo fue la belleza de la actriz estelar del papel de Aurora en el Live Action, Elle Fanning, debo confesar que sí me enganchó la historia de la bruja y sus motivaciones, no la justifico, pero me tragué la pastilla enterita y sin agua. Igual caso con La cenicienta (1950) y su remake en Live Action de 2015 con Lily James a la cabeza del reparto. Lo mismo con La bella y la bestia original de 1991 y su versión de 2017, con Emma Watson y Dan Stevens, aunque debo confesarles que esta última me pareció un tanto macabra. Y sí, vi y me gustó El rey león y por favor, con los leones nadie se mete, a no ser las leonas.
Entonces llegó el remake de La sirenita de 2023. Siendo una cinta original de 1989, esta nueva película llegó seguida de una avalancha de críticas y actitudes negativas, no porque la actriz elegida fuera una novata (estando Zendaya en el top de su carrera) o porque tuviera 23 años, un tanto madurita según la historia, sino porque Halle Bailey es una mujer afroamericana. Elegir la tendencia étnica para cambiar a la tradicional sirena de piel lechosa, ojazos verdes y abundante cabellera rojiza que se hizo popular hace 34 años fue demasiado para los hipócritas inclusivos de hoy que atacaron airadamente a la actriz y a la empresa porque, según ellos, era imposible concebir a una sirena «negra». Hacerle entender a los agresores que las sirenas no existen y que, por tanto, la imaginación y fantasía puede ponerles la piel que le dé la gana a los dueños de la historia, no parecía ser la opción porque los airados comentarios llegaron a tanto que enterraron la cinta en la polémica (no hablaré de taquilla o de ganancias porque todavía están en eso). Entre los mejores comentarios están: «Una nueva sirenita sin alma ni carisma», «visualmente espectacular, pero no se acerca a su versión animada», y «La nueva sirenita es uno de los peores remakes de Disney».
Por su parte, la empresa hizo una genial campaña resaltando los valores de la actriz que además canta y compone y que junto a su hermana mayor Chloe Bailey conforman el dúo Chloé y Halle que hasta ahora lleva cinco nominaciones a los Grammys, aunque nada pareció contentar a los iracundos defensores de la cinta del 89. El fandom de Disney se hizo sentir con todo el poder de un tsunami.
Personalmente me pareció una película visualmente poderosa, soberbia en estética como muchas de Rob Marshall y desde el punto de vista de la historia musical logró transportarme emocionalmente a mi “yo” de hace 34 años y eso es algo muy difícil de lograr. El tema de la piel lo justifican interpretando en la fantasía lógica que Tritón es el rey del mar, que supuestamente se compone de siete mares y que por ello entre sus hijas debía existir variedad de etnias, cosa que, a Stella, mi hija de 8, le pareció completamente creíble. Cada personaje del casting me pareció acertado, Javier Bardem como Tritón y Melissa McCarthy como Úrsula, bueno, quizá esperaba un príncipe Eric (Jonah Hauer – King) más del tipo Cris Evans, pero eso ya es parte de un fetiche personal.
Pero más allá de eso, creo que es una película que rescata los diferentes tipos de amor: el amor de padre, el de hermanos, el de amigos, el amor romántico claro, el amor a nuestra cultura y el amor propio que se refleja en la batalla que da Ariel colocando lo que ella aspira y quiere para su vida sobre lo que su padre ha soñado para ella y defendiendo sus argumentos valientemente. Una película en que los adultos son reeducados por los jóvenes, mostrándoles que es mejor tender puentes a lo nuevo antes que negarnos a explorarlo y que hay que escuchar para no enfrentarnos a la ruptura de la familia. Con un final muy emotivo y real, pues se trata del mismo que todos los padres tendremos que enfrentar de una u otra manera con nuestros propios hijos. Nada evitó que mire de reojo a mi cría de ocho años que no despegaba los ojos de la pantalla y que piense: ¡no crezcas tan rápido amor que no sé si mi corazón esté preparado!
Me conmovió mucho esta nueva propuesta de La sirenita y de verdad me importa tres reverendos caracoles si es o no una afroamericana interpretando un personaje tradicionalmente caucásico y si el fandom de Disney siente que le robaron su infancia. A lo mejor lo que le hace falta al mundo es empezar a ensayar nuevos puntos de vista, más si vienen acompañados del ángel y del sorprendente talento vocal que esta joven actriz y cantante ha demostrado en esta película.