A lo largo de los años la música ha sido la protagonista en provocar reconciliaciones, concretar conquistas, otorgar favores e incluso abrir puertas a numerosos artistas anhelantes de exhibir su arte al mundo.
Lenín Idrovo, creativo musical, sostiene que la música alberga una magia inexistente en las demás artes. Según él, casi el 99 % de las personas sienten predilección por algún tipo de música, ya que es parte inherente de nuestra esencia.
Idrovo propone que la música nos permite ascender un poco más hacia el cielo, dado que nos facilita la comprensión de la espiritualidad. De hecho, cree que fue el primer regalo divino, ya que, para la creación de la palabra, Dios tuvo que emitir un sonido, y el sonido es música.
Una lección vital que Idrovo adquirió fue una frase de Enrique Calderón, quien afirmaba que la música es el único arte que, con tan solo escuchar los tres primeros compases, te transporta a otro tiempo o espacio. Es como una máquina del tiempo automática, con el poder de alterar tu estado de ánimo de un momento a otro.
La historia respalda la afirmación de que este arte musical ha salvado vidas. Algunos supervivientes de los campos de concentración nazi declararon que solían cantar canciones familiares para reforzar su identidad y sus creencias religiosas en momentos en los que ambas se encontraban amenazadas.
La música también fue un factor de resiliencia durante los años 80, en la época de la resistencia civil salvadoreña que huía de la represión gubernamental. Durante la pandemia de COVID-19, los músicos, al verse encerrados, ofrecieron su arte mediante conciertos en los balcones, tal como ocurrió en Italia y España.
Para Lenín, el valor de ser músico radica en lograr que tu alma se exprese, incluso con tres acordes sencillos, pero bien ejecutados. Esa es una lección que aprendió de un miembro del conservatorio en el que estudiaba, quien le dijo: “Mis manos son una extensión de mi alma que al deslizarse sobre las teclas logran la melodía que escuchas”.
En ese sentido decidió abrir su propia academia, Musicvoga, no con el objetivo de convertirla en un conservatorio para músicos profesionales, sino para todas las personas que, sin importar sus sueños o profesiones, deseen aprender a tocar la guitarra.
Por otro lado, mencionó que le tomó 30 años descubrir ciertos ejercicios con los que un estudiante podría aprender a tocar la guitarra en ocho lecciones en un mes, siempre dependiendo del compromiso y la práctica del individuo.
Debido a esto, se autoproclama propietario del método de aprendizaje de guitarra más rápido del mercado, siendo el único en ofrecer la garantía de devolución de dinero si no logra que el estudiante aprenda a tocar la guitarra en un mes.