En las profundidades de las selvas ecuatorianas se oculta un mundo vibrante, un universo lleno de flora, fauna, y secretos ancestrales. No sólo son tierras ricas en minerales, sino que también albergan riquezas culturales y conocimientos antiguos que han perdurado hasta nuestros días. Estas riquezas son testimonio del profundo amor que sus habitantes sienten hacia la naturaleza, considerándola un templo sagrado que les provee todo lo necesario para vivir en equilibrio.
Estas civilizaciones se han convertido en los protectores y guardianes de los bosques. Sin embargo, han enfrentado retos significativos en su lucha por la preservación, en particular, la deforestación y contaminación provocadas por la industria petrolera. A pesar de que en la actualidad estas actividades se hallan más reguladas, persiste la inquietud sobre los daños a largo plazo, especialmente en la reserva del Yasuní. Este lugar, visto como uno de los pulmones del mundo, protege una diversidad biológica inigualable y civilizaciones totalmente aisladas como los Taromenane.
Franklin Vargas Cahuiya, artista originario de la comunidad Dikapare, está impulsado por una pasión para mostrar estas maravillas al mundo. A través de sus pinturas y el turismo comunitario, busca cambiar percepciones erróneas sobre un territorio a menudo marginado. Vargas tiene la fortuna de ser descendiente de las culturas Waorani y Shuar, y siente una profunda responsabilidad hacia sus ancestros que le inculcaron un respeto hacia sus raíces y el entorno natural.
Dentro de sus tradiciones, destacan las pinturas corporales con achiote. Las mujeres lucen el símbolo de la anaconda, representando poder y fuerza, mientras que los hombres portan imágenes del jaguar y el tigre, emblemas de liderazgo. La Tahuasa, una corona hecha de algodón y plumas de aves, es otro símbolo sagrado, reservado para los líderes como muestra del espíritu guerrero que los impulsa. También hay collares de semillas y el uso de ayahuasca, una bebida espiritual que les ofrece visiones y guía.
Aquellos que visitan estas comunidades tienen la oportunidad de vivir una experiencia inolvidable en la cual renuevan su espíritu, siendo recibidos con chicha de yuca en un gesto de amistad y conexión. Así, se resalta la importancia de proteger y respetar a estas culturas milenarias que anhelan vivir en paz en el corazón de la selva.
Mira la entrevista completa con Franklin Vargas en «Conversaciones frente al mar».