Después de 20 años, el escritor y periodista peruano Jaime Bayly, apodado el Niño terrible, venciendo su temor por la inseguridad que vivimos en nuestro país, se envalentonó y se embarcó en vuelo a Ecuador para acudir a la Feria del Libro de Guayaquil. Su misión era atender la invitación para dictar una conferencia y firmar ejemplares de su reciente novela: Los genios. Hasta allí todo bien.
Según describe en un vídeo que realizó para su canal de YouTube, en donde cuenta los detalles cómicos, absurdos y penosos, de los que provocan hasta vergüenza ajena; a su entrada presentó su pasaporte norteamericano, pues Bayly es ciudadano del país del norte desde hace más de 25 años, normalmente los oficiales de migración revisan el documento fijándose que este sea legítimo, con lo que el trámite concluye, pero esta vez no fue así, el oficial de migración ecuatoriano inició con un interrogatorio extraño: ‘¿Cuándo fue la última vez que estuvo en Ecuador?’. A lo que Bayly respondió que hace 20 años, (en realidad 19, vino a finales de abril de 2004 a la presentación de su libro «El huracán lleva tu nombre»).
Preguntó nuevamente: ‘¿Entró en esa ocasión con pasaporte estadounidense?’. Bayly respondió que no lo recordaba (y tiene todo el derecho, yo personalmente no me acuerdo lo que comí ayer). El oficial comunicó que en el registro reposaba que hacía 20 años había entrado con pasaporte peruano, a lo que el visitante dijo: ‘si usted dice que ahí reposa ese dato así ha de ser, no lo recuerdo’. Y el interrogatorio continuó: ‘¿Y por qué viene ahora con pasaporte norteamericano? Y la respuesta: ‘Porque el pasaporte peruano ya no lo uso, está caducado’, a lo que se sumó: ‘¿cuál es su estado civil?, ¿cuál es el propósito de su visita?, ¿usted viene a vender libros?, ¿dónde se va a alojar? Y ¿cuándo se marcha?
Toda esta conversación en medio de un tono innecesariamente receloso y de un ambiente hostil. Finalmente selló el pasaporte y le dijo: ‘Bienvenido al Ecuador’. Bayly no le dio mayor importancia y siguió su camino.
Tres días después, el domingo en la mañana, a Bayly le tocó salir del país para regresar a su hogar en Miami, fatigado y sin haber dormido las horas que está acostumbrado, se enfrenta a la situación que tienen las redes alborotadas. Esta vez el oficial de migración era una mujer, según describe de pésima facha y peor talante que preguntó primeramente ‘¿cuándo entró el escritor?, a lo que este dijo que el jueves, hace tres días (información que reposa en el pasaporte junto al sello de legalidad del trámite), luego, ¿con qué pasaporte entró? Y él: con este mismo, con el único pasaporte con que viajo. Y empezó la incontinencia verborrágica de parte de la oficial de migración: ‘No, aquí en nuestro sistema dice que usted entró con pasaporte peruano’. A lo que él adujo que era imposible porque no había llevado ese documento. Ella insistió y tras ello sentenció: ‘¡No puede salir!’. Y Bayly: ‘¿Por qué no puedo salir?’. Y ella: ‘Porque usted quiere salir con otro pasaporte, uno de EE. UU. y acá en Ecuador no admitimos la doble nacionalidad’, en fin. Lo que siguió fueron minutos interminables de réplicas de parte y parte, acto seguido la funcionaria empezó a fotografiar el pasaporte con su celular desconociendo el escritor a quién enviaba ella esas fotos.
Me niego a pensar que el presidente Lasso, harto de las insistentes opiniones contrarias a su gobierno emitidas por Bayly desde Miami, fuera quien lo mandó a perseguir, pero se comprende que el escritor así lo crea, pues lo expuesto pareciera una celada. La mujer hasta lo cuestionó si él había ido a hablar de política y hasta se permitió hacer un comentario espeso sobre el expresidente Correa intentando jalar la lengua de Bayly a ver si se resbalaba por ese lado. Una actitud por demás sospechosa.
Finalmente, luego de media hora, sin explicación alguna, la despótica funcionaria deja ir al presentador de MEGA Canal sin ofrecerle, como mínimo, una disculpa por agotar su paciencia y su tiempo. Al llegar a Miami, Jaimito Bayly se permitió contar su experiencia en un video, en donde describe con pelos, patas, puntas y señales la indignante anécdota para terminar haciendo un recorrido por algunas de las 16 acepciones, incluidos coloquialismos, que contempla la RAE para las dos primeras sílabas del apellido del ministro de Gobierno Henry Cucalón, de verbo florido y algo procaz, como ha sido siempre Bayly, más cuando está indignado por una represalia como aquella de la cree haber sido víctima. No lo disculpo, pero comprendo su disgusto.
Mi óptica al respecto: la raza más inoperante que existe en nuestro Ecuador de Dios son los tontos con iniciativa, el conflicto con ellos es que abundan y pululan por varias instancias públicas, ocasionando todo tipo de eventualidades y catástrofes.
El tema se pudo solucionar de la forma más sencilla por parte de la funcionaria, observando el sello de entrada al país en el pasaporte norteamericano de Bayly, lo que determinaba que, consecuente con lo dicho, él había ingresado hacía tres días con ese mismo documento y no con el peruano. Pero ella se negó neciamente a hacerlo, también se negó a entregar el pasaporte a su dueño para que fuera él quien se lo muestre.
Como país somos responsables de la integridad de nuestros funcionarios y de comprobar que cada uno haya asumido la instrucción obligatoria para ejecutar cada proceso, así que si uno falla, como en este caso, no basta recitar el coro infantil: yo no fui, fue Teté… Sino aceptar que somos responsables haber ejecutado en contra de un invitado, autor y periodista connotado, además de ser un ciudadano norteamericano, un deliberado acoso migratorio. Toca rezar la del pecador arrepentido, despedir a la fulana que ojalá cambie de oficio y emitir un comunicado, pues no podemos permitir que otros ciudadanos en la misma situación del autor, a su llegada a esta noble tierra, se encuentren con una cuadrilla de funcionarios ineptos que vuelvan a hacer quedar mal al país.
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